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Cirugía Dolor de Cuello

Cirugía Dolor de Cuello


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La mayoría de los pacientes con dolor de cuello responden bien a los tratamientos no quirúrgicos, como la medicación y la fisioterapia. Solo en raras ocasiones se requiere apelar a una cirugía de cuello o cirugía cervical.  

Si se producen algunas de las siguientes situaciones podrías necesitar una cirugía:

  • No has obtenido buenos resultados con los tratamientos no quirúrgicos. Es decir, que ya trataste combinaciones de fisioterapia, medicación, masaje, ejercicios o algunas terapias alternativas y aún así el dolor no se va.

  • Presentas síntomas neurológicos progresivos como adormecimiento, hormigueos o debilidad en tus piernas o brazos.

  • Tienes problemas para mantener el equilibrio o caminar adecuadamente.

  • Además de tu problema en el cuello, gozas de una buena salud en general.

En muchos casos se acude a la cirugía cuandoi se trata de un caso de enfermedad discal degenerativa (EDD), lesiones o inestabilidad de la columna. Este tipo de dolencias pueden provocar una presión adicional sobre tu médula espinal o los nervios que salen de ella. La cirugía podría ayudar a reducir esta presión: es lo que se llama descompresión.

Cuando se reduce o elimina esta presión sobre la médula espinal o sobre los nervios, se alivia el dolor, el adormecimiento, hormigueo o debilidad. Otros objetivos de una cirugía espinal pueden ser recuperar el funcionamiento normal de los nervios y/o detener o prevenir los movimientos anormales de la columna.

Por lo general los cirujanos emplean 2 tipos de técnicas en la cirugía de columna cervical:

  • Decompresión, cuando retiran tejido que presiona sobre la estructura nerviosa.

  • Estabilización, cuando limitan el movimiento entre vértebras.


Cirugía de Descompresión Cervical

El cirujano puede realizar alguno de los siguientes tipos de cirugía para retirar el tejido que comprime el nervio cervical:

Facetectomía. Cada vértebra tiene dos articulaciones que permiten la movilidad de la columna: se llaman articulaciones facetarias. En ocasiones, si el tejido del cartílago en las articulaciones se erosiona, los huesos pueden rozar entre sí y comprimir los nervios adyacentes. En este procedimiento se expone la vértebra afectada y se elimina una o ambas articulaciones facetarias que están afectando el nervio.

Foraminotomía. Si una parte del disco intervertebral o un espolón óseo (osteofito) comprime un nervio cuando éste sale de la vértebra a través del orificio llamado foramen, se realiza la foraminotomía. Esta consiste en ensanchar la abertura del foramen para que el nervio transite sin ser comprimido.

Laminectomía. En la parte trasera de cada vértebra, existe una pequeña placa de hueso llamada lamina. Si la lamina comprime la médula espinal, el cirujano retirará todo o parte de la lamina par hacer más espacio. 

Laminoplastía. En este caso lo que se hace es darle una nueva forma a la lamina para permitir el paso de la médula espinal sin problemas. 

Laminotomía. Es un procedimiento similar a la foraminotomía, solo que en lugar de ensanchar el foramen se ensancha la lámina. Una parte de la lámina (parte de la vértebra) se extrae o recorta para ensanchar el canal medular y crear más espacio para los nervios.

Todas las técnicas de decompresión señaladas se realizan desde la parte de atrás de la columna (posterior) Sin embargo, en ocasiones un cirujano tiene que realizar la decompresión desde la parte de adelante de la columna (anterior).

Por ejemplo, un disco protrusionado o una hernia de disco que se ha desplazado hacia el canal medular en ocasiones no se pueden retirar desde atrás, porque la médula espinal se interpone. En estos casos , el procedimiento de descompresión se realiza por lo genera desde el frente del cuello (anterior) Las técnicas de descompresión anteriores son:

Discectomía. Un procedimiento que llega a la columna cervical (cuello) a través de una pequeña incisión en la parte frontal del cuello. Todo el disco intervertebral protrusionado o herniado, o una parte, es extraído. 

Corpectomía. En ocasiones los cirujanos tienen que retirar todo el cuerpo vertebral, debido a que el material del disco deteriorado ha quedado atrapado entre el cuerpo vertebral y la médula espinal y no puede removerse únicamente con una discectomía. En otros casos, se forman espolones óseos entre el cuerpo vertebral y la médula espinal. En estas situaciones se debe quitar todo el cuerpo vertebral para poder llegar al material que está presionando el nervio. Esta es la corpectomía.

Cirugía de estabilización

Las discectomías y las corpectomías suelen dar como resultado una columna inestable, lo cual es lógico si se considera que se ha retirado una pequeña parte de su estructura. Esta inestabilidad implica mayores riesgos de sufrir daños neurológicos importantes. Por esta razón, cuando los cirujanos realizan discectomías o corpectomías, suelen reestabilizar la columna. Para lograr esto acuden a:

Prótesis discal cervical (Disco cervical artificial). Este es un nuevo adelanto de la cirugía de la columna. Desde hace algunos años atrás los cirujanos han empezado a implantar próstesis de discos cervicales después de realizar una Discectomía. Se trata de un procedimiento en sustitución de la fusión y la instrumentación espinal.

La ventaja consiste en que una prótesis discal permite a un paciente mantener un margen de movimiento casi normal después de la cirugía. Antes de este avance si el paciente tenía 2  más vértebras fusionadas, el movimiento del cuello se veía muy reducido. Los discos cervicales artificiales son aun una tecnología bastante novedosa, por lo que habrá que ver cuál es su grado de efectividad en el largo plazo, pero los resultados son bastante buenos.

Artrodesis o fusión e instrumentación espinal. Este tipo de cirugía de estabilización de la columna ha sido muy empleado durante los últimos años. Puede realizarse de manera independiente o junto con una cirugía de descompresión.

En la estabilización de la columna, el cirujano crea un entorno en el que los huesos de tu columna se fusionaran en el tiempo (después de varios meses). El cirujano emplea injerto de hueso (tuyo propio o de un donante) o una sustancia biológica (que estimula el crecimiento del hueso). Además emplea instrumentación espinal –cables, tornillos, varas y placas- para incrementar la estabilidad y ayudar a fusionar los huesos. La fusión suprime el movimiento entre vértebras, proveyendo estabilidad en el largo plazo.

 

Riesgos

Como con cualquier operación, someterse a una cirugía de columna cervical implica ciertos riesgos. Lo más seguro es que converses sobre estos riesgos con el  médico antes de firmar el consentimiento. Algunas de las posibles complicaciones son:

  • Lesión en la médula espinal, nervios, esófago, arteria carótida o cuerdas vocales, con las serias consecuencias que ello puede acarrear.
  • La fusión de huesos no se produce (pseudoartritis).
  • Tus dolores no disminuyen.
  • La instrumentación se rompe o falla.
  • Infección o dolor en la zona del injerto.
  • Dolor e inflamación en las venas de las piernas (flebitis).
  • Coágulos sanguíneos en los pulmones.
  • Problemas urinarios.
  • En casos muy raros: parálisis e incluso muerte.

Las complicaciones pueden requerir otras cirugías, así que asegúrate de comprender plenamente de qué trata exactamente la cirugía y los riesgos que entraña. La decisión de someterte a una operación es tuya exclusivamente.

 

Recuperación de una cirugía de columna cervical

Después de la Cirugía no mejorarás inmediatamente. Lo más probable es que debas guardar cama las siguientes 24 horas y tomes medicación de 2 a 4 semanas. Después de la cirugía recibirás instrucciones sobre como sentarte, levantarte y ponerte de pie con cuidado. Es importante que les des a tu cuerpo tiempo para curar, por lo que seguramente tu médico te recomendara que limites tus actividades.

En general no deberías hacer nada que requiera mover tu cuello demasiado. Debes evitar en todo caso los deportes de contacto o violentos que exijan movimientos bruscos de cuerpo o levantar pesos mientras te recuperas.

Después de la cirugía debes estar muy atento. Si percibes cualquier anormalidad, problema o molestia debes comunicárselo a tu médico a la brevedad.

 

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